La cámara para videoconferencia se ha vuelto vital en sistemas de telepresencia, nos permite experimentar una reunión remota más humana, es un equipo que en distintos eventos capta lo que sucede en su punto local y envía este video al punto remoto.
La experiencia de atender un meeting remoto depende mucho del manejo de cámara que se tenga, hay buenas y malas experiencias. En el día a día, hay muchas sesiones donde no se habilitan cámaras, reuniones de trabajo donde lo indispensable es el audio, no se realizan en una sala de reuniones, son sesiones donde cada participante participa desde su propio equipo, en su propio lugar. Incluso, si la conexión a internet es mala, apagar cámaras es una prudente decisión pues de estar activas el audio puede empezar a cortarse.
En otras sesiones, en cambio, la cámara de videoconferencia es un recurso vital, reuniones en sala de juntas con varios participantes donde se tratan temas delicados, donde el audio es vital y depende del micrófono para sala de juntas, pero donde también queremos que nos vean y verlos, queremos tener la experiencia de que nos prestan atención y conocer las reacciones de nuestros interlocutores. En esos casos, tener cámaras que apuntan a una zona donde no hay nadie, que no alcance a captar a todos los participantes o que los capte, pero no pueda enfocar al que habla; van a provocar una mala experiencia en la interacción con los otros, no sólo disminuye la capacidad de transmitir a través de nuestra comunicación corporal, sino que el interés por la reunión también baja.
A continuación, hablaremos de las características que debemos tomar en cuenta en una cámara para videoconferencia, y después hablaremos de sus usos, y cómo elegir la que conviene en cada caso.
La resolución de uno de los parámetros más conocidos en cámaras hace referencia al tamaño de la imagen, define cuantos puntos (pixeles) tiene una imagen, se da en dos cantidades: píxeles horizontales por píxeles verticales o en una sola cifra, la cantidad total de píxeles. Entre más grande sea la imagen más detalles podemos observar, aún en áreas pequeñas. La resolución no determina la calidad de la imagen.
El ángulo de visión determina que tanto espacio podemos capturar desde una sola posición, y es importante considerarlo si queremos captar a todos los participantes de una sola toma. Este ángulo depende de la óptica de la cámara, y es importante considerar que incide directamente en el enfoque. Una cámara gran angular no enfoca correctamente a largas distancias, pero sí a cortas. Al contrario, una cámara de ángulo pequeño enfoca bien a largas distancias, pero no en cortas. Así que elegir el ángulo es importante, determinar qué áreas podemos captar y que tan bien se enfocarán. Existen modelos de cámaras que incorporan dos lentes, uno gran angular y otro medio; estas son capaces de cambiar de uno a otro para enfocar adecuadamente a la distancia requerida, poseen un sistema de IA que les permite hacer estos cambios. Otras cámaras poseen hasta 3 lentes del mismo ángulo que les permite formar imágenes más amplias
Para compensar que una cámara para videoconferencia no sea capaz de captar todo el espacio requerido se han diseñado cámaras móviles, se les ha dotado de dos movimientos de rotación, movimiento giro horizontal (Pan) y giro vertical (Tilt); y un tercer movimiento, el de sus lentes, que cierra y abre el ángulo de visión, se llama Zum (Zoom) y a la vez enfoca más o menos lejos. Las cámaras con estos tres movimientos se conocen como PTZ por las iniciales en inglés, los giros se miden en ángulos de rotación, entre más grande más espacio pueden cubrir, son muy versátiles para lograr una mejor cobertura del espacio del cual se transmite. El Zum se mide en aumentos, cuantas veces acercarse a un objetivo en relación a su distancia focal mínima, sí una cámara 12x puede acercarse doce veces a un punto.
De gran importancia y pocas veces valorado, el sensor en las cámaras es el transductor que convierte la luz que recibe la cámara en pulsos eléctricos que irán formando la imagen. Su importancia se nota en cada toma, de él depende la calidad de la imagen en gran medida.
Muchas veces la especificación de un sensor no nos da mucha idea de su calidad, son nombres técnicos y deberíamos ser expertos en sensores. Sin embargo, hay algunas pruebas simples que nos permiten valorar la calidad de la imagen de una cámara. Una prueba es llevar a niveles máximos y mínimos la iluminación del espacio, si la imagen se tornó ruidosa o con textura el sensor no es de tan buena calidad. Otra prueba, que resulta muy útil, es aumentar el zoom a su máxima capacidad y notar que tan nítida sigue siendo la imagen, si no hay ruido al máximo estamos ante una cámara con sensores de buena calidad.
Hay otros factores como la velocidad del obturador, balance de blancos, compensación de contraluz, iluminación mínima, reducción de ruido que según su manufactura suman o restan a la calidad de la imagen.
Las cámaras pueden tener distintas maneras de transmitir su señal de video, algunas tienen muchas salidas de video para adaptarse a cualquier sistema de videoconferencia, actualmente los más populares son HDMI, USB 3.0, 3G-SDI y son capaces de realizar streaming sobre una red de cómputo con protocolos como H.64, H.265 y MJPEG. Otras presentan funciones como ONVIF, RTSP y UVC. Según nuestros equipos de transmisión es como debemos elegir la salida que necesitamos de la cámara.
Las cámaras tienen diversas formas de colocarse dentro de los espacios, según la infraestructura. Es posible que se ponga sobre un mueble, se monte en el muro debajo de la pantalla, o en el techo volteadas, para este último tipo de instalación la cámara debe permitir que se invierta la imagen y no debe ser distancias cortas hacía los participantes para que se les pueda captar el rostro correctamente.
No se recomienda que las cámaras estén encima del televisor, en estos casos suele ser poca la distancia hacía los participantes y no captarlos el rostro. En muchos casos es muy práctico utilizar cámaras que vienen integradas a barras de audio video, la instalación se vuelve más simple.
En ocasiones se requieren varias cámaras con distintos montajes, algunas dirigidas hacía el frente donde hay un ponente y otras hacía el público que participa en la sesión.
La necesidad de una imagen fija es poca en espacios medianos a grandes, por lo que hay que tener control de lo que capta la cámara PTZ.
Control remoto: ya sea por infrarrojo o por bluetooth los controles remotos son unos de las formas más sencillas de controlar una cámara para videoconferencia, puede resultar un poco lento por lo que muchas veces se pueden guardar posiciones fijas preestablecidas conocidas como presets. Cuando el control es infrarrojo se puede integrar a la automatización salas de juntas, si el control es por bluetooth no es posible agregarlo. Cuando se integra a la automatización, el control suele residir en la pantalla táctil para controlar videoconferencia otorgando la facilidad que este tipo de dispositivos ofrecen.
Palanca de mando (Joystick): es una palanca que puede tomar el control de una cámara a la vez y permite un control más natural del movimiento de las cámaras con respecto al uso de botones.
Inteligencia artificial: los sistemas automáticos de control de los cámaras basados en algoritmos permiten que se autogestionen y capten el espacio donde acontece lo más relevante de la reunión, existen diferentes enfoques:
Certificaciones: muchas de las cámaras están certificadas por distintas plataformas de videoconferencia (Zoom, Microsoft teams, Meet, entre otras) y esto significa que la cámara ha sido probada en esta plataforma y ofrece un desempeño apropiado de acuerdo con los estándares de la plataforma.
El punto determinante para tener una buena experiencia en la transmisión de video es elegir una cámara que cumpla con las necesidades, tenga la funcionalidad requerida, se adapte al espacio y esté dentro del presupuesto. Hay muchas opciones para cada espacio, pero compartimos algunas generalidades:
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